La novela gráfica es un cruce de caminos entre la literatura y el arte. También, quizá, la mitad del camino hacía la animación y el cine. Es, digamos, la evolución del cómic tradicional, lo que algunos llaman un “cómic adulto”. Es una obra compleja que además de la narrativa y del dibujo, necesita de la fotografía y del diseño gráfico. Un género que, aunque parece joven en el contexto colombiano, tiene más de medio siglo de existencia, autores que son considerados “grandes maestros”, obras paradigmáticas y —sobre todo en países que han forjado una industria alrededor de ella como Francia y los Estados Unidos— un mercado más rentable, una crítica atenta y, lo más importante, millones de lectores Con la intención de promover la creación de novela gráfica en el país, en 2017 el Instituto Distrital de las Artes – IDARTES, en asocio con la Alianza Francesa y el Festival Entreviñetas, creo la primera beca de creación de novela gráfica que se haya entregado en el país. Un estímulo que incluyó un montó en dinero y una residencia de tres meses en la Maison Des Auteurs de Angoulême, Francia, ciudad que es reconocida como la capital internacional del bande dessinée* y la anfitriona del festival de BD más importante del mundo.

Las cosas que ya no están de la historietista bogotana Tatee fue el proyecto ganador de esta primera beca, una residencia que se desarrolló entre noviembre de 2017 y enero de 2018. La historia es una reflexión sobre la ausencia y sus formas materiales; sobre como recordar implica revivir momentos y recorrer de nuevo los espacios; sobre el duelo como un camino que se recorre a solas y sobre cómo las cosas que ya no están dejan vacíos con los que se debe aprender a vivir.

En esta exposición se da cuenta del proceso creativo que ha seguido la autora, desde los bocetos iniciales que determinaron la técnica y los recursos gráficos a utilizar; el guion, que es la hoja de ruta que marca todo el trabajo; el taller, en el que además de los recursos técnicos –que son breves en realidad- se llama la atención sobre las influencias y los referentes; las planchas originales y, tras la edición digital, las páginas finales.

En palabras de la autora:

“Dibujo dos páginas al tiempo, las que ocuparían el lado izquierdo y derecho de un libro abierto, hacerlo así me permite darle ritmo a la lectura y crear suspenso en la historia. Cada viñeta, a su vez, me obliga a mirar con atención el espacio, a elegir las cosas que voy a poner en él, el encuadre y el tamaño… Esas decisiones también están contando algo. Ha sido un proceso meticuloso y de introspección, un proceso que todavía va por la mitad…”
La muestra está acompañada por una serie de actividades que les permitirá a los asistentes conocer otras perspectivas sobre la creación de novela gráfica.