Desierto
Exposición Fotográfica de Sebastián Fonnegra. Premio Nacional de Fotografía 2020
Al ver sus dibujos miméticos, “copiados al ojo” de fotografías, fotogramas e ilustraciones (imágenes de “segunda mano”, como diría Beatriz González) queda claro que Sebastián Fonnegra es un dibujante notable, cuidadoso, detallista, quien, además, va más allá de lo académico; pues combina imágenes e información de manera surreal, generando dudas, señalando poéticamente que las cosas (y las personas) no son lo que parecen, o que cambian de parecer según lo que tengan (o a quien tengan) al lado.
Debido a su obsesión por compilar imágenes, Fonnegra es atraido por el álbum familiar. Y gracias a su gusto por generar cortocircuitos de entendimiento, el artista es seducido por un conjunto de fotografías en blanco y negro, cuyo mes y año fue tachado por la tía Nohra, quien obsesionada por la muerte, por el paso del tiempo, no soporta ver una foto con fecha. Dicha alteración empujó a Fonnegra a intervenir, a manipular aún más aquellas fotografías tomadas en los años sesenta, en el hogar de su familia materna, en el barrio El Paraíso, en Barranquilla. Así, decide hacer transparentes a los retratados, volverlos fantasmas. El resultado no lo convence, quizás lo ve demasiado obvio (las relaciones entre fotografía, fantasmagoría y alma son evidentes), o demasiado efectista. Por eso, decide ir un paso más allá y borrar completamente de las fotos a todos los presentes, transformando una serie de retratos en insólitos paisajes urbanos, en minimalistas y ominosas (lo unheimlich, que según Freud es familiar y extraño a la vez) escenas domésticas. El resultado es inquietante; pues aunque no se nota el borrón (gracias a un esmerado uso de la herramienta digital), nuestro ojo percibe que frente a esa pared falta algo, nuestra memoria visual nos dice que sobre esa tela en medio del prado debería haber alguien. La tiranía de la visión es puesta a prueba al alterar el modelo (la convención) de la foto familiar, y ahora, nos vemos obligados a mirar una y otra vez, rastreando lo que echamos en falta. Como evidencia del proceso, Fonnegra deja dos fotos donde todavía se perciben, en parte, los desaparecidos: un rostro fantasmal y una sombra sin cuerpo.